John Dos Passos y José Robles

John dos Passos, 1939.
(c) Eric Schaal.
Dos Passos comenzó a ser conocido entre los lectores al inicio de la II República gracias sobre todo a la traducción que José Robles (traductor igualmente de otra emblemática obra de crítica social, Babitt, de Sinclair Lewis, por cierto muy apreciada por Trotsky) realizó de Manhattan Transfer para la emblemática editorial madrileña Cenit, que también editó Rocinante sigue el camino, obra de viaje recuperada por Alfaguara, que no es otra que la efectuada por la editorial Cenit en 1930, una versión de la que fue autora Márgara Villegas, para más señas mujer de José Robles Pazos. Recordemos que en Cenit tuvo mucho que ver Juan Andrade, y en menor grado Andreu Nin y Julián Gorkin.  Sobre esta visión de España ofrecida por Dos Passos apareció en 1980 un documentado y riguroso volumen de la profesora Catalina Montes, La visión de España de John Dos Passos (Ed. Almar, Salamanca, 1980), que explica que España significó para “Dos” otra forma de vida más humana frente a la competitiva sociedad norteamericana dominada por los trust, contra los que desarrolló un discurso antagónico en su fase de novelista innovador.

En Rocinante... el autor de Manhattan Transfer registra la visión de un país de virtudes antiguas como la hospitalidad o el apego a la tierra y las tradiciones, una España de hombres pobres que sin embargo prolongaban sus horas de alegría hasta la madrugada: el triunfo de la vida y del ser humano en un mundo de mugre y harapos. Se trata también de un testimonio de sus sentimientos hacia las formas de vida precapitalista, de su admiración por la sociabilidad popular, por una humanidad que el capitalismo acabará destruyendo. Su fascinación no era muy diferente a la que también sintieron otros “españoles” norteamericanos como Ernest Hemingway y Orson Welles.

Héctor Baggio, en su obra John Dos Passos: Rocinante pierde el camino (Altalema,  Madrid, 1978) ofrece algo así como un “borrador” del libro de Martínez de Pisón, además de cumplidas notas cronológicas y bibliográficas y una pequeña hemeroteca sobre cuando la prensa oficialista reseñó en 1972 su muerte, y en la que se oculta su compromiso republicano. Hasta la segunda mitad de los años setenta no apareció una recopilación de sus escritos titulada La guerra civil española (La Salamandra Ed.,  tr.  Irene Geiss,  Buenos Aires, 1976), al final de la cual ofrece datos sobre su entrevista con Andreu Nin y una entrevista para el diario de la CNT, la Solidaridad Obrera; y cuando le preguntan sobre los anarcosindicalistas españoles, declara: No estoy bastante capacitado para opinar sobre este asunto. Sin embargo, como americano que soy, y con ideas libertarias, creo que un movimiento de libertad individual tiene grandes posibilidades. (...) Un trust ruso quizás sea menos demócrata que un trust norteamericano (...) La verdadera democracia de los Estados Unidos se parece al ideal anarcosindicalista en muchos casos” (p. 82). En Rocinante... ya se había referido a la “esencia” de lo español, escribiendo. "España es la patria clásica del anarquista".

Obviamente, este primer “Dos” fue un defensor tan entusiasta de la causa republicana como lo era su amigo y traductor José Robles. No dudó ni un momento en ponerse al servicio del escenarista holandés Joris Ivens, y fue “Dos” el que empujó a Hemingway para producir juntos un film prorrepublicano: The Spanish Earth, destinado a recabar la máxima ayuda de la izquierda norteamericana en una época en la que, según Orson Welles, toda la cultura norteamericana era de izquierdas.  Lo de “Dos” fue consecuencia natural de un largo trayecto de compromiso político en el que la defensa de la República era una consecuencia natural.

Apenas puso los pies en España, “Dos” se precipitó a saludar a su amigo Robles,  y pleno de estupor, no tardó en saber que éste, según todos los indicios, había sido ejecutado por los agentes rusos situados  en el “entorno” del general Vladimir Gorev, con el que Robles trabajaba como intérprete y responsable junto con Miaja de la dirección de la defensa de Madrid (y como la mayoría de los responsables soviéticos en la guerra, ejecutado por los sicarios de Stalin al regresar a la URSS). Aquel “pequeño incidente” en un contexto tan extremo como una guerra contra el militar-fascismo que fusilaba a la gente del pueblo en plan industrial, apareció como una perturbación fuera de lugar. Pero “Dos” consiguió la implicación de la John Hopkins, y obligó a las autoridades a darle una respuesta. Esta fue la siguiente, “Había sido un error”, pero ni tan siquiera le podían clorar (sic) en qué había consistido, como y cuando se había perpetrado su muerte.  Según ha contado Wilebaldo Solano, el POUM, a sugerencia de Jordi Arquer, trató de crear una “comisión de investigación”, pero los acontecimientos no dieron margen, entre otras cosas porque el “caso Robles” fue algo así como un prólogo del “caso Nin” y de la campaña contra el POUM.

A esta historia habría que añadirle otras: los escandalosos “procesos de Moscú”, el pacto germano-soviético, la invasión de Finlandia por tropas soviéticas... La crisis de Dos Passos va paralela a la de otros radicales, en concreto a los que se congregan en la revista Partisan Review, amigos del POUM, miembros del Trotsky Defense Committee, que comenzarán en esta coyuntura una evolución cada vez más hacia la derecha. Su trayectoria no muy diferente a la del prominente filósofo John Dewey, y es la misma que afectara a escritores e intelectuales que más seriamente se habían comprometido: Upton Sinclair, Max Eastman, James Burham, Lionel Trilling, Daniel Bell, John Steinbeck, etc. Una larga lista de “desencantados” que operó en el sentido del mito del “hijo pródigo”, en el caso de Dos Passos se trata de una realidad concreta, el padre que había sido compañero de aventuras radicales con Mark Twain y otros, acabó abominando el sufragio femenino y clamando contra la reclamación de las ocho horas. El hijo abandona el internacionalismo por el nacionalismo, no se reconoce con la clase trabajadora “domesticada” por el New Deal para reconciliarse con los trust, y en literatura abandona lo experimental para entrar de lleno en el clasicismo. Todo lo que escribirá después de España suena a arrepentimiento. 

GUTIÉRREZ, Pepe. "John Dos Passos y el caso Robles" [artículo íntegro], Fundación Andreu Nin.