La oscuridad del Hades

"Inferno, Canto 7" de La divina comedia.
Gustave Doré (1832-1883).

Leyendo siempre se descubren nuevos horizontes, o nuevas visiones de lugares ya conocidos. En su artículo "El cazador cazado", por ejemplo, Santos Sanz Villanueva cuenta que el inhóspito Hades es esa región adonde van a parar los libros no reseñados.

¿De qué obras habla el crítico? [...] Habrá que distinguir entre el informador cultural doblado en reseñista y el crítico puro. [...] Es al reseñista puro, que escribe habitualmente de un género y aborda un único título por lo común, a quien afecta la selección. Este problema supera el específico de la capacidad del propio crítico para elegir y se extiende a las hipotecas generales de la crítica.

Me atrevo a mostrarme tajante: la mediación fundamental y por tanto la influencia decisiva no reside en el crítico sino en el medio. El crítico más importante de un periódico es el propio periódico. La crítica más eficaz radica en el periódico. Y esto en función de que el periódico lleva a cabo el paso preliminar de toda crítica: elige los títulos a comentar. Unas pocas obras son agraciadas y otras, las más, se ven condenadas a la oscuridad del Hades. Las elegidas se diferencian por la distinta intensidad de su ruido. Las excluidas comparten un silencio único.

[...] Por lo común, el crítico no decide el título objeto de su comentario. Cualquiera de los abundantes detractores de este oficio tiene de balde el reproche: el crítico lee porque escribe, no escribe porque lee.

[...] Un recorrido aproximativo por las páginas de artes y letras de la prensa permite deducir la reincidencia de unos cuantos criterios: nombres de prestigio o de moda, relaciones personales del autor, imagen del editor, peso económico de la editorial. No se trata, desde luego, de criterios óptimos, suelen ser objeto de denuncias, y merecen, sin duda, reparos, y serios. Sin embargo, tampoco se deben olvidar las circunstancias reales de la vida.

[...] El sentido común obliga a matizar lo siguiente. Mal periodista y mal periódico serían los que no atendieran a la actualidad que interesa a sus lectores (al lector común, no a la grey literaria que formula estos reparos). Un periódico está obligado a informar con diligencia sobre la actividad de esos y otros acutores populares, y a comentar sus nuevas obras, porque constituye una demanda del público. También las relaciones personales de los autores, su influencia en los medios, están relacionados con su estatus en la sociedad civil y literaria, que no es del todo arbitrario, aunque a veces parezca caprichoso.

Argumentos no faltan tampoco para entender los otros criterios apuntados. Se hacen más reseñas de las grandes editoriales que de las pequeñas porque aquéllas tienen posibilidades de influir (autorizando primicias, invirtiendo en publicidad...). Cierto, pero sin sectarismos debe reconocerse que la mayor parte de los libros importantes los publican las editoriales más poderosas. Que otras, modestas y locales, hagan una buena labor no desmiente el principio general. Y algo parecido vale para unas cuantas editoriales medias que consiguen un trato preferente: arrastran un número estimable de lectores que espera del periódico información sobre las firmas habituales de esa marca. Cuestión aparte en este momento, y ésta sí muy inquietante, es la formación de conglomerados empresariales de la comunicación que privilegian sin cortapisas la literatura producida por las editoriales del grupo.

A pesar de que no falten justificaciones, la selección de las obras para reseña paga un tributo excesivo a una serie de razones que están al margen de la calidad intrínseca de los textos. Este hecho nada discutible, y más acentuado cuanta mayor difusión tenga el medio, reduce sustancialmente la potencia mediadora del crítico. Este somero repaso a los móviles en la selección de obras sirve para corroborar lo señalado más arriba, que enfatizo y reitero a propósito: más que el crítico importa el medio. Importa el medio y no el nombre del crítico. El crítico es el medio.

SANZ VILLANUEVA, Santos. "El cazador cazado", en Domingo RÓDENAS (ed.), La crítica literaria en la prensa, Madrid: Marenostrum, 2003, pp. 31-56.