Sobre el proceso de traducción


En peligro, 1879.
John Atkinson Grimshaw (1836-1893).


En su Manual de traducción (pp. 78-79), el traductólogo Peter Newmark incluye algunas recomendaciones para abordar el texto original:
Por lo que al proceso de traducción respecta, hay que señalar que muchas veces resulta peligroso traducir más de una o dos oraciones antes de leer los dos primeros párrafos, a menos que echándole un vistazo rápido a todo el texto se convenzan de que los problemas que les va a plantear son mínimos. De hecho, cuanto más difícil es un texto (lingüística, cultural y "referencialmente" -en cuanto al tema-), mayor esfuerzo preliminar tendrán que hacer antes de empezar a traducir una oración, por la sencilla razón de que un presentimiento equivocado acerca de una palabra clave les puede llevar a una construcción errónea de todo un párrafo, con la pérdida de tiempo que lleva darse cuenta tarde -¡más vale tarde que nunca!- de que están haciendo el ridículo y volver atrás para corregirse. Ésta sería otra forma de mirar el eterno conflicto palabra-oración. Traduzcan oración por oración -y siempre de la forma más literal y cercana posible- mientras puedan, mientras los árboles no les impidan ver el bosque o captar el sentido general, y luego asegúrense de que se han dado cuenta -que no es lo mismo que traducir- de cada palabra del texto original. Aunque habrá, por otra parte, muchas palabras que ustedes tal vez decidan y con razón no traducir, como partículas modales, términos jergales o impuestos por la gramática, etc. Pero traduzcan primero casi palabra por palabra si éstas son "técnicas", tanto "lingüísticas" (marigot) como "culturales" (sesterce) o "referenciales" (sessile), y parecen contextualmente neutras. Luego deberán contextualizarlas y estar preparados para dar marcha atrás, si es que optaron por el significado técnico erróneo.

Hoy día, las nuevas investigaciones se centran en cómo traduce la gente, pero hay quizá muchos factores (estado anímico, límite de tiempo, necesidad de un cambio de método) que no se tienen en cuenta. A través de todo el proceso de pretraducción, uno se hace una imagen clara de lo que realmente está pasando, aunque sólo sea como una premisa que se ha de enmendar continuamente. Y esto sirve lo mismo en poesía que en una traducción técnica.

NEWMARK, Peter. Manual de traducción. Madrid: Cátedra, 1992 (versión de Virgilio Moya).