"Me gustan las palabras" (Mario Merlino)


El traductor se asoma a la ventana

"Todo niño japonés sabe leer en hira kana, en kata kana, en kanji (caracteres chinos). No veo por qué pretender que nosotros no sabríamos hacer otro tanto. Sólo sería racismo a la inversa. Racismo, ese pecado verdaderamente capital."

(Etiemble, La escritura, traducción de Manuel Serrat Crespo. Barcelona: Labor, 1974, p. 122).



1. No hay dos sin tres

Desfilan en este mundo comparsas de sabios que siguen defendiendo a rajatabla el "orden natural de las cosas". Morosofos, sabios necios, los llamaría Erasmo en su Elogio de la locura. Obispillos con pretensión de académicos, su idea del mundo es la de un cuadro vivo que se repite siempre igual a sí mismo: escenas fijas, gestos fósiles, rectas sin atajos. Como si la sintaxis del universo fuera igual para todos, más allá de las lenguas que revelan los usos y costumbres de comunidades dispares.

Entonces llega la cifra impar, el número tres, y montados en él los que se inclinan ante el prodigio de la diferencia. Van entreverados con ellos los traductores (trujamanes, lenguaraces), esos que se complacen en transitar de una sintaxis a otra, promiscuos trabajadores del amor entre lenguas.

El traductor amante acaricia el libro y suspira. Adopta todas las posturas posibles del lector ávido: en el escritorio, en el sofá, mientras prepara el desayuno, o antes en la cama, a veces durmiendo, a veces soñando con un libro que es el que toca y es también otro que deambula por su imaginación, en donde salen extrañísimas palabras que no tienen par en el diccionario, ni en la red, ni en ninguna de las lenguas conocidas. Pero ¿quién las conoce todas?

El traductor inventa un libro ya escrito. Se sumerge en él, transmigra, adopta la máscara del autor, busca la trama del tejido, cose y canta, literalmente canta, dice en voz alta en su lengua las palabras del otro, musita la otra lengua, coteja respiraciones, intercambia el aliento y la saliva gastada en la escritura. Nace el beso lengua a lengua imaginario. Es hasta cierto punto un médium que, una vez pasado el trance, como en la buena literatura, adoptará la óptima distancia, el equilibrio entre la emoción que lo arrebata (primer estadio: la pasión) y la reconstrucción del arrebato mediante un riguroso balance de vocablos, de signos de puntuación precisos, de figuras e imágenes (segundo estadio: el demonio de la lucidez que advirtió Paul Valéry): la rhétorique c'est moi, dice él, dice ella, dice ese "ellos" impersonal que a la vez es dicho. El traductor sigue acariciando, mimando las páginas, estableciendo sinapsis entre las líneas, averiguando acaso los resortes que impulsaron al autor a elegir tal o cual palabra, midiendo acaso cómo persuadir a un dudoso lector sin nombre.


Muerte de Chatterton
Henry Wallis (1830-1916)


2. El libro: la hostia que se multiplica


El traductor come y comulga. Pero sabe también que hay mil y un libros aún sin traducir. No cree en biblias; cree, en todo caso, en el gran libro del mundo compuesto de "añicos"(Ana Pelegrin dixit), que son los libros individuales, granos de mostaza en el inmenso artificio de la labor literaria. Es el gran devorador. Devora, atesora, se entrega a una suerte de devoción ("sin devoción, no hay revolución", según John Cage) ajena a cualquier presunción teológica. El libro que traduce será siempre su penúltimo libro. Y aunque algún autor diga "dejaré de escribir". Y aunque algún traductor diga "dejaré de escribir traduciendo", siempre estará latente la dulce amenaza del libro aún no hecho. O la de una lengua intacta.

Y por su escritorio desfilarán poemas, manuales de instrucciones para el uso de una plancha, novelas de aventuras o de torturas, piezas de teatro, guías de viaje, discursos de ansias y de circunstancias, proclamas pacifistas y proclamas belicistas, textos cursis, incluso textos ajenos a su propia manera de concebir el mundo. ¿Puede elegir el traductor lo que traduce? Según -"dependiendo de", deleznable calco semántico, signo de la acidia frente a la lengua- cómo le vayan las cosas. El traductor, además de comedor de libros, procura alimentos terrestres. Necesidad obliga y en ello, al fin y al cabo, no hay desdoro. Lejos de cualquier asomo de censura, el traductor elige la oscura senda de la amoralidad. ¿Debe traducir, por ejemplo, el discurso de un político psicópata? ¿Debe traducir un texto que justifique la pena de muerte y las bombas celestiales? ¿Debe traducir un ensayo en el que se afirme que el "gay saber" es una mariconada medieval? ¿Debe traducir el desprecio por la condición humana?

Claro que debe. El lenguaraz es como un actor. Puede ponerse en el pellejo de un santurrón perverso, en el de un asesino, en el de un dictador, en el de un hombre o una mujer cualesquiera, en el de un animal, una planta, una piedra. Incorpora a todos los sujetos que transitan por la obra: el narrador omnisciente o polifónico, los personajes, la voz impersonal y hasta imperativa de ciertas recetas de cocina ("póngase una pizca de sal"), el poeta que se fragmenta. Y habita también el silencio. Se para a respirar. Cede y se concede tiempo. Se recrea en la obra para dar el salto a la escritura: para que, al trasladar el texto, pueda leerse como si hubiese sido escrito por primera vez en el idioma de llegada.


La esperanza, 1872
Pierre-Cécile Puvis de Chavannes (1824-1898)


3. Una obra en obras

El traductor, al mismo tiempo arquitecto y albañil del lenguaje, influye como tal en el crecimiento de su lengua nativa. Se enfrenta a una obra en obras. La casa original conservará su estructura, pero habrá que reconstruirla utilizando las vigas adecuadas en la lengua a la que se traduce: esos espacios entre las salas, esos rincones donde los personajes hacen un aparte, esas paredes desnudas, esos ascensos y descensos por las escaleras de la emoción. Y un nexo o un artículo equivocado, una disyuntiva falsa, una coma mal puesta o una secuencia que, aun signos de puntuación, no atienda a la regularidad del ritmo, pueden provocar el derrumbe de la casa (trama, textura, argamasa).

No habrá verdadera historia de la literatura "nacional" sin el aporte de las traducciones que en un país han sido. La conciencia lingüística crece gracias al uso y se enriquece, desde luego, con la lectura de obras que constituyen la tradición de la propia lengua (próxima o remota en el tiempo y en el espacio: de Berceo a Carolina Coronado a Martín Santos a Sor Juana Inés de la Cruz a Esteban Echeverría al Inca Garcilaso de la Vega...). Pero en ese crecimiento intervienen las obras traducidas de lenguas muy dispares, en una especie, como diría Roland Barthes, de "babel dichosa". No sólo grandes obras: habrá que leerlo todo, "hasta los papeles tirados en la calle", y reconocer, en este sentido, que nos formamos como lectores de libros bien escritos (traducidos) y de otros no tan buenos. Devoramos; seleccionamos; seguimos leyendo, y la selección se torna cada vez más rigurosa. Crece la conciencia crítica, crece el gusto por la lengua bien usada, único sostén posible de un contacto intenso (hermoso, diría) con el mundo.


El mito de la creación
Franz Marc (1880-1916)


4. El traductor no es ninguno

Porque la lengua no es sólo comunicación sino construcción paulatina de nuestro puesto en el mundo. El maltrato de la lengua lleva a la pobreza mental, a una sintaxis de poca monta, a la naranja mecánica, al vuelo corto, casi a ras de suelo. Como un escritor más, el traductor pone en contacto mundos diferentes. Deleitosa promiscuidad la suya, nos hace acceder a otras formas de vivir y de combinar las palabras. Por ello, cada vez que no se dice con claridad el nombre del traductor en las reseñas, en los anuncios publicitarios, en los programas de televisión, en los recitales de poemas de autores extranjeros, se está condenando a la sombra a un individuo (me refiero a un profesional, no a un metomentodo) que vuelca una lengua en otra lengua. Por ello, cada vez que, traicionando subrepticia o abiertamente la Ley de Propiedad Intelectual, no se paga una traducción con justicia o no se liquidan los derechos correspondientes a la obra traducida, se comete, sin ambages, una estafa: artero beneficio a costa del uso preciso y precioso de las palabras.

El traductor (transcreador, dice Haroldo Campos) tiene nombre propio, aunque muchos, todavía, lo juzguen común. El único Innombrable, dicen, es Dios. No tiene firma y ni siquiera lo vemos, o posee todos los nombres, que es como decir "ninguno".


MERLINO, Mario. "El traductor se asoma a la ventana", en Boletín Informativo de CEDRO, n.º 55, julio-agosto de 2006, pp. 10-11.

Artículos relacionados: Algún día en alguna parte, El cultural, El País.


Bartleby, o escribente (Herman Melville)

Na primeira semana do vindeiro mes de setembro, abrindo a tempada de outono, chegará as librarías Bartleby, o escribente, a tradución galega do relato clásico de Herman Melville. A tradución foi preparada por Eva Díaz Rodríguez para a colección Xabaril, que na súa nova etapa acada os sete títulos.

Bartleby é un escribente excelente que despacha unha cantidade extraordinaria de documentos na oficina de Wall Street onde traballa ás ordes dun avogado. Porén, un bo día, cando o seu xefe lle pide que examine con el un documento, Bartleby se nega con total serenidade dicindo: «Preferiría non facelo». [...]


Herman Melville c. 1860


Herman Melville (Nova York, 1819-1891) é unha das principais figuras da literatura norteamericana. De mozo traballou de mariño na liña Nova York-Liverpool, experiencia que o marcará na súa actividade posterior como escritor. É autor de novelas extraordinarias como Moby Dick (1851), Benito Cereno (1856) ou a póstuma Billy Budd (publicada en galego por Xerais en 1983). Bartleby, o escribente, publicada en 1853, constitúe unha das narracións máis orixinais e conmovedoras da historia da literatura universal, sendo considerada como unha das súas maiores alfaias.

Fonte: Xerais


La traducción literaria al euskera

La traducción literaria al euskera ha dado pasos fundamentales en las dos últimas décadas. Las adaptaciones a esta lengua han crecido y en ellas se esconde más de medio centenar de profesionales, ninguno de los cuales, sin embargo, puede dedicarse a esta tarea de manera exclusiva.
Sus nombres se ocultan tras los títulos de grandes literatos o escritores de éxito y, así como en castellano el reconocimiento suele pasar de largo, los traductores que llevan las letras de otros idiomas al euskera ven mejor recompensada su labor.
Oskar Arana, presidente de Eizie, la Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes de Lengua Vasca, dice a Efe que al ser una comunidad lingüística más reducida su caso no es "tan crudo", se les "mima" más y no permanecen en el anonimato.
Comparte esta opinión Juan Garzia Garmendia, ganador del Premio Euskadi a la Traducción Literaria en 1999, que señala que es más normal que en los libros en euskera aparezca el nombre del traductor en la portada que en los editados en castellano.
Ambos coinciden también en considerar la Colección de Literatura Universal, financiada por el Gobierno Vasco, como determinante para el desarrollo de la traducción en Euskadi, un proyecto que nació con Gulliver-en bidaiak , en 1989, y que suma ya casi 140 títulos.
Garzia Garmendia asegura que esta colección, para la que ha traducido a Shakespeare, Chesterton, Borges o Juan Rulfo, ha sido "crucial" para dejar atrás el "desierto" de hace quince años y ha permitido que afloren un buen número de nombres que van más allá de "la vieja guardia".

El euskera también es lengua oficial, 2007
© Euskaltzale bat

Algunos de ellos están ligados al Premio Euskadi a la Traducción Literaria, desde el propio Garzia Garmendia, que lo ganó por su adaptación de una selección de cuentos de Borges, a Josu Zabaleta, que lo obtuvo este año por segunda vez por la "calidad y dificultad" de su versión de Le menzogne della notte , de Gesualdo Bufalino.
El traductor de Hamlet opina que las traducciones al euskera están en general "más cuidadas" que la media de las adaptaciones al castellano que conoce y, aunque advierte de que faltan algunos instrumentos de trabajo, como determinados diccionarios, piensa que el mayor obstáculo está en "la desidia" de la sociedad con relación a "las cuestiones idiomáticas".
Y un problema más reciente que observa es fruto de las nuevas tecnologías, que posibilitan la entrega informatizada de los textos, lo que hace que algunos editores eludan su corrección y salgan textos de la imprenta con faltas ortográficas.
Fue precisamente el interés por la calidad literaria de la traducción vasca lo que llevó a Eizie a crear hace un año el proyecto Itzulbaitia , explica Oskar Arana.
Desde este foro, se han dado ya algunas iniciativas, como dos seminarios celebrados en Donostia este año, uno de ellos dedicado al análisis de la literatura traducida al euskera, en el que se concluyó que la calidad de las adaptaciones "ha mejorado considerablemente", aunque "aún queda camino por recorrer".

tarea accesoria
Textos jurídicos
Ésta es una aventura en la que están embarcados aproximadamente una quinta parte de los 302 socios de Eizie y su sustento no procede precisamente de esta labor, sino en muchos casos de la traducción de textos jurídicos o administrativos.
Arana la considera una tarea "accesoria", que sin embargo encuentra "muy placentera", como pudo comprobar con su primera adaptación, Lotsaizuna (Disgrace), de Coetzee, y luego con las posteriores de varias novelas de Paul Auster.
El presidente de Eizie no conoce a nadie que se dedique en exclusiva a la traducción literaria al euskera. "Hoy por hoy, conociendo la realidad del mercado, lo veo bastante difícil". Sin embargo, la oferta va creciendo. La traducción no es ajena al proceso de normalización del euskera.
Eso sí, según un estudio al que hace referencia el Portal de Literatura Vasca -la tesis doctoral del profesor Manu López Gaseni, fechada en 2000-, son las obras para el público infantil y juvenil las que se llevan el gato al agua, pues cubren aproximadamente el 72% de toda la literatura traducida a la lengua vasca, aunque lógicamente su volumen sea muy inferior al de los títulos para adultos.

Noticias de Álava, redacción, 3/01/2009

Traducir a contracorrente


Dende aquí queremos amosar o noso apoio ás editoras galegas que apostan por continuar traducindo títulos malia a vergonzosa decisión do actual equipo da Xunta de non convocar este ano as axudas á tradución, vital para a cultura galega. Un apoio que facemos extensivo á Asociación Galega de Tradutores e aos colegas de profesión.

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As editoriais seguirán os seus plans de tradución "con ou sen axudas"

Cando remate a parálise estival propia de agosto, Rinoceronte Editora publicará en galego a antoloxía Poesías do desamor, de Cesare Pavese, e o ensaio As leis fundamentais da estupidez humana, de Carlo M. Cipolla. Galaxia prepara a inminente tradución da última novela de Murakami, 1Q84, así como a narrativa completa de Edgar Allan Poe, e Xerais sacará á luz dúas obras de Steiner, After Babel: Aspect of Language and Translation (1975) e George Steiner at the New Yorker.

O mercado galego de traducións asegurá a súa andaina, pese as dúbidas que sementou a decisión da Consellería de Cultura, en nome da austeridade, de non convocar este ano as axudas para sostelo –que tocaría cobrar en 2010–. Os responsables de Xerais, Galaxia, e Rinoceronte, as editoriais que poñen nas librerías máis versións en galego de autores estranxeiros, confesan a súa intención de non recuar nin un paso nos seus plans editoriais, mentres os cartos cheguen, aínda que non descartan unha redución no número de títulos no vindeiro ano.

Victor Freixanes, director da Editorial Galaxia, critica que se anuncie o atraso nas axudas “estando todos de vacacións” e asegura que recortalas “sería unha moi mala noticia”. Segundo explica, o plan editorial de Galaxia nos últimos anos baseouse en “autores contemporáneos e competitivos”, como o xa mencionado Murakami, Orhan Pamuk, Andrea Camillieri ou Paul Auster, “cuxas últimas obras apareceron en galego antes que en castelán”. Iso representa “un esforzo importante” e unha dura batalla nas feiras internacionais, na que as axudas da Xunta foron un arma moi útil. “Poderemos seguir sen elas, pero talvez haxa que publicar menos títulos”, sentencia Freixanes.

Manuel Bragado, director de Edicións Xerais de Galicia, confirma que seguirá publicando traducións “con ou sen axudas!”, porque considera que “son fundamentais para que o sistema editorial galego sexa autónomo de calquera outro”.


Á ESPERA DA SEGUNDA PARTE

Non entende porque se recúa “nun dos maiores acertos do bipartito”, pero agarda que a desaparición das subvencións sexa só un “trasacordo momentáneo” e confía en que a Xunta demostrará a súa boa vontade co pagamento da segunda partida das axudas xa concedida polo anterior goberno para os libros publicados no segundo semestre de 2009, e que se terá que facer efectiva antes de finais de ano. “Non quero nin pensar a posibilidade contraria”, engade. Moisés Barcia, director de Rinoceronte Editora, lembra que sen o apoio económico da Xunta tería sido “inviable” pór en marcha un proxecto coma o seu. Rinoceronte naceu en 2005, ao tempo que o bipartito, e soamente publica traducións.

A súa estratexia é complementaria á de Xerais e Galaxia, xa que apostan por autores en linguas minoritarias ou por obras nunca publicadas en castelán, do sudafricano J. M. Coetzee, o francés Michel Houellebecq, o finés Arto Paasilinna ou o islandés Einar Már Gundmundsson.


O emigrante, 1924

Hans Baluschek (1870-1935)


“As traducións xa son máis custosas que as obras orixinais, e nós temos a dificultade engadida de atopar xente co suficiente dominio de linguas como o finés”, di Barcia, a quen os cartos públicos lle serviron nestes anos para “pagar entre o 50 e o 70% do salario dos tradutores. Asegura tamén que Rinoceronte seguirá adiante, porque a falta de apoio en Galicia, sempre quedan as axudas dos países de orixe dos autores aos que traducen.

Outra aposta por poder ler en galego a autores minoritarios foi Urco Editora, xurdida en 2008 e especializada en ciencia ficción e fantasía, con moitos títulos non dispoñibles en castelán. No seu catálogo están Ray Bradbury, H.P. Lovecraf, Robert E. Howard ou Edgar Allan Poe. Un dos seus responsables, Pablo Amado, destaca a importancia de que estes autores poidan ser lidos en galego en nome da “normalización”, e asegura que a vida de Urco non periga, pero que terán que reducir o número de títulos, xa que non poderán pagar servizos externos e terán que traducir eles.


DANO A TRADUTORES E LECTORES

Serán pois os tradutores os principais damnificados polo esvaecemento das axudas, e o presidente da Asociación de Tradutores Galegos (ATG), Xosé María Gómez Clemente, recoñece que para o ano que ven haberá menos traballo. Porén, pensa que o máis grave é “o ataque aos lectores, que son un ben moi prezado”. Coas axudas formárase un mercado “moi digno, para as traducións e a Xunta non calcula as repercusións de perdelo”.


LOSADA, Arturo. Artigo publicado en Xornal.com o 23/08/2009.


Valentín Arias: tradutor pioneiro

Foi presidente e membro fundador da Asociación de Tradutores Galegos en 1984, e é unha das figuras pioneiras da tradución en Galiza. Entre outras obras traduciu O estranxeiro de Camus, Voo de noite de Antoine de Saint-Exupery, A fractura do miocardio de Jacques Fansten, varias obras de Xulio Verne (Viaxe ao centro da terra ou A volta ao mundo en 80 días) e unha gran cantidade de títulos de literatura xuvenil e infantil. Mestre, tivo unha participación destacada nos movementos de renovación pedagóxica e de galeguización do ensino...
Destácase que estamos vivindo un auxe da tradución en Galiza. Como ve vostede o momento actual?
Creo que é esperanzador. Hai un desenvolvemento na calidade das traducións en galego, que xa podemos considerar que están á altura de calquera lingua do mundo. O que vexo, en calquera caso, e é preocupante, é un ritmo lento de máis na aceleración da cantidade de traducións que se fan cada ano. Hai moitas cousas que se non traducimos no seu momento, xa perdemos o tren. E non falo só de literatura, senón tamén de obras de ensaio, de ciencia, obras técnicas, que debemos poñer a disposición de todos os galegos no momento en que se publican en calquera lugar do mundo. Isto, ou se fai no tempo, ou non se fai. Non se lle pode pedir a un lector que non lea un libro en castelán e agarde a que unha obra chegue por fin ao galego.

Esta publicación inmediata, en paralelo co castelán e outras linguas, si se está a facer co algúns lanzamentos literarios de moda, como Auster, ou Harry Potter, cun obxectivo comercial de competir coas edicións castelás...
Si, debe funcionar o beneficio comercial para que o sistema funcione. Pero o que digo é que uns poucos exemplos non abondan. Ou é todo ou non serve para normalizar de verdade a lingua.

Que cambiou dende os anos setenta ou oitenta, cando vostede funda a Asociación de Tradutores, por exemplo?
O gran cambio produciuse nos anos oitenta, coa introdución do ensino en galego. Daquela comeza a haber a posibilidade de publicar traducións. Antes iamos traducindo algunhas cousas, pero traducir para deixar un libro no caixón pode ter o valor da satisfacción persoal, pero non ten transcendencia para a lingua.

Pódese dicir que antes traducir tiña o valor demostrativo de que en galego si se podían facer obras de todo tipo, en todos os xéneros, e agora ten unha utilidade real...
Si, nos anos setenta dispersabamos os esforzos, traduciamos un pouco de todo, para amosarlle ao mundo que na nosa lingua se podía publicar de todo, que servía. Pero nos oitenta, xa co galego na escola, un grupo de xente decidimos facer moito fincapé nas traducións, ensinar a lingua, pero non en abstracto, senón cos obras diante. E non queríamos ficar na autocompracencia de ensinar só con textos escritos orixinalmente en galego. E fixemos un esforzo moi importante na tradución de literatura dirixida aos lectores infantís e xuvenís.

Serie "Wow", 2009
Tyler Ramsey
(co permiso expreso do autor)

E agora, cal é o seguinte paso?
Agora xa temos unhas xeracións que por ter aprendido o galego na escola, non teñen xa ese sentimento de inferioridade, e non teñen deficiencias na lectura. Por iso temos que ofrecerlles a opción de poder ler en galego. Teñen que telos ao mesmo tempo ca en castelán. Despois, que elixan a lingua na que queren ler, pero non poden ser que tomen a decisión obrigados, porque só teñen a edición en castelán.

E a tradución inversa? Como analiza o momento da tradución do galego a outras linguas?
É moi necesario que as obras galegas se traduzan a outras linguas para influírmos no discorrer do mundo. E a administración ten que potenciar isto, para que cada vez se traduza máis a outras linguas. A administración ten que empregarse moi a fondo nisto. Para facilitar a comunicación nun mundo no que cada vez é máis necesario comunicarse.

Como recibe este premio? Como o interpreta?
Este tipo de premios son imprescindíbeis para que se faga público o mundo da tradución. Porque neste país segue existindo un gran descoñecemento tanto dos procesos de tradución, como das traducións existentes. Vouche contar unha anécdota que ilustra isto. Hai uns anos fun a un colexio para falar sobre a tradución que fixeramos de Contos por teléfono de Rodari. Tanto os alumnos coma o profesor estaban agardando para preguntarme 'como me atrevera a incluír no libro un conto a maiores'. O que sucedía é que na edición castelán, que eles tamén tiñan, faltaba un conto en relación co orixinal italiano, un conto que nós si metéramos en galego. Tomaban a edición castelá como único referente, tíñana mitificada.

A tradución é un dos piares na normalización da lingua, polo tanto?
Normalizar a lingua é normalizar as persoas, non o esquezamos. Hai xente que di 'a min pouco me importa se a lingua está ben ou mal, se está normalizado o seu uso ou non'. Pero se a túa lingua non está normalizada, ti como persoa sénteste inferior. E de aí ven o autoodio.

S. PÉREZ, Marcos. "Valentín Arias, homenaxeado no día da tradución", Vieiros, 30/09/2008.

Carme Arenas: la traducció i el mercat editorial

Una cultura avança en espiral a través de les traduccions del seu passat canònic.
G. Steiner

Se'm fa molt difícil diferenciar entre traduir per encàrrec o traduir a proposta pròpia. Prefereixo, en el meu cas concret, parlar simplement de "traduir". Cada llibre és un repte diferent, ja sigui un autor clàssic, un clàssic contemporani o un autor jove, i un bon traductor s'hi ha d'enfrontar amb el mateix respecte i devoció, sabent que cada llibre és un pou d'enigmes que de mica en mica anirà resolent.

No em considero una traductora "per encàrrec", tot i que molts dels llibres que he traduït han estat encàrrec d'un editor. Com que queda ben demostrar que difícilment es pot viure únicament i exclusivament de la traducció literària, en no haver fet de la traducció la meva única professió, m'he pogut permetre de traduir només aquelles obres que m'han interessat i que m'han emocionat.

La meva primera traducció: La conciència de Zeno d'Italo Svevo, encetà la col·lecció "Venècies" de l'editorial La Magrana. Amb els anys he arribat a pensar moltes vegades que fou un acte barreja de gosadia i d'inconsciència, perquè per ser la primera traducció vaig topar amb un text i amb un autor d'una complexitat manifesta. Crec que la meva formació filològica i la meva passió lectora hi van fer més que jo, a més de l'ajuda inestimable de la meva col·lega Elisabetta Sarmati, aleshores lectora d'italià a Barcelona, amb la qual vaig poder anar resolent el munt de dubtes que la prosa sveniana m'anava oferint.

La meva trajectòria com a traductora, per tant, s'inicia ara fa 25 anys i transcorre paral·lela a l'evolució del món editorial a Catalunya, els darrers 20 anys.


La rotllana, 1910
Franz von Stuck (1863-1928)



La dècada dels 80, per al lector català, va ser la més prolífica quant a traduccions, un cop recuperada la democràcia. Moltes editorials, amb l'acabament del franquisme i allò que hem anomenat la transició, acusaren una revifalla, fruit de la nova situació més favorable a la llengua i a la literatura catalanes, amb la incorporació de nous lectors a causa de l'ensenyament del català a les escoles, instituts i universitats.

Una major població lectora en català i una major demanda en el coneixement de tota aquella literatura universal que el franquisme ens havia escamotejat, va fer que moltes editorials volguessin omplir buits molt significatius amb una política de traduccions, també incentivada per la restauració, l'any 1987, de la Institució de les Lletres Catalanes i la renovació del món editorial amb el pas d'empresa cultural a empresa editorial.

[...] En aquest context favorable de creixement de la societat lectora i literària, assistim a un altre factor a tenir en compte, que és la política de coedicions que endeguen algunes editorials catalanes amb institucions públiques i que donaran com a fruit la creació de col·leccions específiques dedicades a la traducció de literatura estrangera, algunes --poques-- de les quals perviuen encara avui. Per dir-ne alguna: "Les Millors Obres de la Literatura Universal", "Les Millors Obres de la Literatura Universal. Segle XX", "Seleccions de la Cua de Palla", "Clàssics del Pensament Modern", d'Edicions 62; la col·lecció "L'Arcà" de Laertes o "Llibres de Glaucos", també de Laertes, seguida després per Columna; "Poesia del segle XX" de Llibres del Mall, la celebrada col·lecció "Clàssics i Moderns" d'Edhasa, i "Venècies" de La Magrana, així com "L'Àncora" de Destino, la col·lecció de poesia de l'editorial Alfons el Magnànim, depenent de l'Institut Valencià d'Estudis i Investigació, la col·lecció "A la lluna de València" de Bromera, són bona mostra d'aquesta expansió.

La tasca duta a terme en el seu moment per Josep Carner, Carles Riba i Josep de Sagarra, no sols com a traductors, sinó com a impulsors i introductors de noves maneres de fer literatura, semblava que era en aquells moments un bon model a seguir.

Les editorials eren força receptores a les propostes dels traductors, hi havia una sintonia d'interessos entre les propostes dels traductors i les línies dels editors, però durant la dècada dels 90 podem notar una certa davallada quant al volum del que es tradueix.


Autorretrat, c. 1910
William Orpen (1878-1931)


Observem un augment de les editorials que no publiquen majoritàriament en català (català/castellà); i un descens en la mitjana de títols produïts pels grans editors, encara que augmenten els editors mitjans.

Respecte dels criteris de les obres que cal traduir, observem canvis notables en la societat i en el mercat, que són, en definitiva, els determinants també del panorama actual de la traducció.

Som en un moment en què culturalment posseïm un públic lector més format, més adult, que demana disposar d'una oferta variada i que vol assumir el criteri de selecció que en altres moments havien assumit les empreses editorials.

A això tambe hi contribueix la major atenció que els mitjans de comunicació en general solien dedicar a la literatura estrangera i el canvi en els mecanismes de coneixement de les produccions d'altres literatures.

Si aquests mecanismes abans podien ser la proximitat de la llengua o de la cultura estrangera, com ho fou el cas del francès durant tot el segle XIX i ben entrat el XX, o el coneixement o contacte amb algun escriptor estranger que viatjava a Catalunya i que aportava informació, els intercanvis culturals de tota mena i les revistes literaries; actualment potser aquests mecanismes se centren més en els agents culturals i literaris i, sobretot, en la importància cada vegada més significativa de les fires dedicades al món de l'edició com la de Frankfurt o la de Bolonya, Torino, Leipzig, etc. que són, en definitiva, les veritables introductores de les novetats literàries i les que marquen, crec, en gran mesura les directrius del món de la traducció.

El sector editorial, avui ja ben consolidat, sobretot els grups editorials més poderosos, ha deixat d'actuar com el sector cultural que havia estat per fer l'opció de sector industrial i ser competitiu en el mercat.

L'estabilitat política, i suposadament també cultural, l'ha dut a dimitir el paper d'agent majoritàriament cultural i ha centrat els seus esforços en allò que se'n diu la necessitat del sector: reordenació, agrupament d'editorials diverses per constituir-se en grups editorials més poderosos, etc.


Retrat d'una forca, 1568
Pieter Bruegel el Vell (c. 1525-1569)



Les lleis del mercat fan que majoritàriament la tendència de traducció hagi anat canviant i allà on abans es traduïen obres canòniques de la literatura universal, ara bàsicament es tradueix literatura contemporània d'autorviu i amb èxit en l'àmbit internacional.

També coincideix amb un retrocés en el preu de pagament de les traduccions, motivat per l'arribada d'una gran oferta de traductors procedents de les noves facultats de traducció. Per primera vegada han accedit al mercat editorial uns traductors amb un perfil universitari i amb un bagatge teòric en el camp de la traducció.

La meva generació va ser la primera que va integrar traductors no escriptors, encara que sense una formació teòrica en el camp de la traducció, ja que els estudis de traducció no començaren fins als inicis de la dècada dels 90. Si bé a partir de la creació de la Llei de Propietat Intel·lectual hi hagué un interès per regularitzar la qüestió contractual dels traductors i, de mica en mica, s'anaren establint uns criteris i sobretot unes tarifes poc o molt unificades que pretenien evitar certs abusos editorials, amb aquesta nova situació, s'ha anat tornant a desregularitzar la qüestió contractual i s'ha deixat tot en mans del mercat editorial, el qual durant anys ha imposat tarifes cada vegada més baixes i ha anat introduint maneres poc desitjables en la pràctica de la traducció, com les presses o les traduccions compartides d'una mateixa obra per raons d'oportunitat, tot i algunes alertes puntuals fetes des de la Institució de les Lletres Catalanes.

Enmig d'aquest panorama, la capacitat dels traductors de proposar obres ha anat minvant i ha quedat reduïda, salvant algunes excepcions --"Biblioteca Pompeu Fabra" d'Editorial Destino o algunes aportacions d'Edicions Proa o Edicions 62--, bàsicament a editors mitjans o sobretot petits, que són els que continuen publicant amb un criteri de recuperar o bé textos canònics, o bé textos de qualitat, essencials, més aviat minoritaris, que són els que normalment proposem els traductors.

M'aventuraria a dir, per acabar, que s'imposa una vegada més --i per part de qui pertoqui-- un mecanisme corrector en el camp de la traducció, que sense bandejar les anomenades "lleis de mercat" --implacables-- procuri evitar els buits de traducció importants que encara tenim a la literatura catalana.


La fàbrica Harkort a Burg Wetter, c. 1834
Alfred Rethel (1816-1859)


Les influències d'altres literatures, manifestades a través de traduccions, ha marcat i marquen encara avui noves tendències en la literatura pròpia, introdueixen nous corrents estètics, noves tècniques literàries, nous recursos que, en ser assimilats per la literatura receptora, actúen com a reconstituent, saba nova. També comporten una actitud crítica envers la producció autòctona, la qual ajuda a l'autoanàlisi i a la reflexió.

Es tracta d'un préstec cultural del tot inevitable en una societat demogràficament limitada com la nostra, però absolutament necessari per tal de redimensionar el debat de les idees i dotar de major alè les propostes culturals que alimenten i forgen el desenvolupament històric de la cultura catalana. Si no correm el perill de deixar d'avançar en espiral, com ens diu George Steiner, i acabar en un cercle viciós que no oxigeni la nostra producció autòctona.

ARENAS, Carme. "La traducció i el mercat editorial" [versió íntegra], en Quaderns, n.º 15, 2008.


***


"As influencias doutras literaturas, manifestadas a través de traducións, teñen marcado e aínda hoxe en día marcan novas tendencias na literatura propia, introducen novas correntes estéticas, novas técnicas literarias, novos recursos que, ao seren asimilados pola cultura receptora, actúan coma reconstituínte, zume novo. Tamén comportan unha actitude crítica cara a produción autóctona, o que axuda á autoanálise e á reflexión."

Asociación holandesa de traductores: modélica


CONDICIONES GENERALES DE LA ASOCIACIÓN HOLANDESA DE TRADUCTORES E INTÉRPRETES = (NGTV)

Artículo 1 – Aplicabilidad de las condiciones

    1. Estas condiciones se aplicarán a todas las ofertas y contratos que se celebren entre el intérprete/ traductor de la NGTV (a denominar en lo sucesivo el traductor) y el cliente, sobre los cuales el traductor haya manifestado su aplicabilidad, excluyendo expresamente las condiciones generales del cliente, lo anterior por cuanto el traductor no haya renunciado explícitamente a la aplicación de las presentes condiciones generales.
    2. Las presentes condiciones se aplicarán asimismo a todos los contratos celebrados con el traductor para la ejecución de tareas en las que deba implicarse a terceras personas.

Artículo 2 – Ofertas, perfección del contrato

    1. Todas las ofertas y presupuestos del traductor serán sin compromiso.
    2. El contrato se perfeccionará mediante la aceptación por escrito de la oferta del traductor por parte del cliente o, si no se ha emitido ninguna oferta, mediante la confirmación escrita del traductor del encargo que ha proporcionado el cliente. Si, en el plazo de cinco días laborables, el traductor no ha podido ver el texto completo al que se refiere la oferta, podrá declarar nulo el presupuesto presentado y los plazos indicados, después de la aceptación del cliente. Los presupuestos y las ofertas no incluirán el IVA, a menos que se indique explícitamente lo contrario.
    3. El traductor podrá considerar su cliente a la persona que le haya entregado el encargo, a menos que esta persona haya informado explícitamente que actúa por mandato, en nombre y por cuenta de un tercero y siempre que al traductor se le faciliten simultáneamente el nombre y la dirección del citado tercero.

Artículo 3 – Modificación, anulación del encargo

    1. Si, después de la perfección del contrato, el cliente introduce modificaciones en el encargo, a no ser que éstas sean de carácter reducido, el traductor tendrá derecho a modificar el plazo o los honorarios originariamente acordados, o incluso podrá rechazar el encargo.
    2. Si un cliente retira un encargo, tendrá que pagar al traductor la parte ya realizada del encargo, así como una compensación correspondiente a las actividades de investigación ya realizadas para la parte restante del encargo, partiendo de una tarifa por hora.
    3. Si el traductor ha reservado tiempo para la realización del encargo y ya no puede aprovecharlo para otras tareas, el cliente estará obligado a indemnizar el 50% de los honorarios correspondientes a la parte no realizada del encargo.

Artículo 4 – Realización del encargo, secreto profesional

    1. El traductor estará obligado a realizar el encargo según su leal saber y entender y a contar con buenos conocimientos profesionales sobre el objeto especificado por el cliente.
    2. El traductor tratará toda la información puesta a su disposición por el cliente de forma estrictamente confidencial. El traductor obligará a sus empleados a guardar secreto al respecto. No obstante, el traductor no será responsable de la violación del secreto por parte de sus empleados, si puede demostrar suficientemente que no ha podido impedir esta violación.
    3. Siempre que no se acuerde expresamente lo contrario, el traductor tendrá derecho a dejar que un tercero (también) realice el encargo, sin perjuicio de su responsabilidad por el tratamiento confidencial y la realización del encargo. El traductor obligará al tercero en cuestión a que guarde el secreto correspondiente.
    4. Si así lo solicita el traductor, el cliente facilitará información relacionada con el contenido del texto a traducir, así como documentación y terminología. El envío de los documentos referidos será siempre por cuenta y riesgo del cliente.
    5. El traductor no responderá de la exactitud de los datos suministrados por el cliente al traductor y no asumirá ninguna responsabilidad por daños de cualquier índole, si el traductor se ha basado en esos datos inexactos o incompletos suministrados por el cliente, incluso aunque hayan sido suministrados de buena fe.

Artículo 5 – Propiedad intelectual

    1. A menos que se haya acordado explícitamente y por escrito algo diferente, el traductor conservará los derechos de autor de las traducciones y los otros textos elaborados por el traductor.
    2. El cliente liberará al traductor de reclamaciones de terceras personas por una supuesta infracción de los derechos de propiedad, derechos de patente, derechos de autor u otros derechos de propiedad intelectual, en relación con la realización del contrato.

Artículo 6 – Rescisión

    El traductor podrá rescindir el contrato parcial o completamente o bien aplazar su ejecución sin que exista ninguna obligación de indemnización, si el cliente no cumple con sus obligaciones, así como en caso de quiebra, suspensión de pagos o liquidación de la empresa del cliente. En ese caso, el traductor podrá exigir el pago inmediato de lo que le corresponda.

Artículo 7 – Reclamaciones y conflictos

    1. El cliente deberá comunicar lo antes posible las quejas que pueda tener sobre el trabajo entregado, en todo caso dentro de los diez días siguientes a su entrega, y comunicárselo por escrito al traductor. La presentación de una queja no eximirá al cliente de su obligación de pago.
    2. Si la queja es fundada, el traductor corregirá o sustituirá lo entregado dentro de un plazo de tiempo razonable o, si el traductor no pudiera cumplir dentro de lo razonable con el deseo de mejora, otorgará un descuento al cliente.
    3. Si el cliente y el traductor no llegan a una solución de la queja dentro de un plazo razonable, el conflicto podrá someterse a la Comisión de Conflictos y Disciplina de la NGTV, dentro del plazo de dos meses a contar desde la constatación de la queja. El conflicto se resolverá de acuerdo con el régimen regulador de conflictos de la NGTV.
    4. El derecho de reclamación del cliente vencerá si el cliente ha elaborado o ha dejado elaborar lo entregado y, seguidamente, lo ha facilitado a una tercera persona.

Artículo 8 – Plazo y momento de entrega

    1. El plazo de entrega acordado será un plazo previsto aproximado, a menos que se haya estipulado algo distinto expresamente y por escrito. Desde el momento en que el traductor se dé cuenta de que la entrega no se puede realizar a tiempo, tendrá la obligación de comunicárselo al cliente sin demora.
    2. El cliente podrá rescindir unilateralmente el contrato en caso de extralimitación del plazo prometido imputable al traductor si, dentro de lo razonable, ya no se puede esperar la realización del encargo.
    3. La entrega se considerará efectuada en el momento de la entrega personal o del envío por correo ordinario, fax, mensajero o módem.
    4. La entrega de datos por correo electrónico se considerará efectuada en el momento en que el medio empleado confirme el envío.

Artículo 9 – Honorarios y pago

    1. En principio, los honorarios de un traductor se basarán en una tarifa por palabra. Para las otras actividades distintas del trabajo de traducción, se facturarán en principio unos honorarios partiendo de una tarifa por hora. Asimismo, el traductor podrá facturar al cliente los gastos devengados por la realización del encargo, además de los honorarios correspondientes.
    2. Los honorarios no incluirán el IVA, a menos que se acuerde explícitamente lo contrario.
    3. Las facturas deberán abonarse como máximo dentro de los 30 días siguientes a la fecha de facturación, en la moneda en la cual ha sido redactada la factura. Después de transcurrido el plazo de 30 días, el cliente se considerará inmediatamente en mora sin necesidad de requerimiento previo, en cuyo caso el cliente deberá pagar un interés legal sobre la cantidad facturada desde la fecha en que haya incurrido en mora hasta el momento del pago completo.
    4. En caso de que existan gastos de cobranza extrajudiciales, se aplicará una tarifa de cobro de un 15% sobre los primeros 2.269,45 euros del principal de la deuda con los intereses y una tarifa del 10% sobre el resto, con un mínimo de 68,08 euros.

Artículo 10 – Responsabilidad: Acción de saneamiento

    1. El traductor sólo será responsable de los daños que sean consecuencia directa y demostrable de faltas imputables al traductor. El traductor jamás será responsable de cualquier otra clase de daños, tales como pérdidas económicas, daños por retraso y ganancias dejadas de obtener. En cualquier caso, la responsabilidad estará limitada hasta una cantidad igual al valor de la factura del encargo correspondiente, sin contar el IVA.
    2. El doble sentido del texto a traducir eximirá al traductor de toda responsabilidad.
    3. Correrá plenamento por cuenta y riesgo del cliente el evaluar si un texto a traducir o la traducción de un texto implican determinados riesgos de daños y perjuicios.
    4. El traductor no será responsable de los daños o de la pérdida de los documentos, la información o el soporte de datos puestos a su disposición para la realización del contrato. El traductor tampoco se responsable de los daños que sean consecuencia de la utilización de tecnología informática y medios de telecomunicación modernos.
    5. La responsabilidad del traductor se limitará en todos los casos hasta una cantidad máxima de 45.389 € por caso.
    6. El cliente estará obligado a liberar al traductor de toda reclamación de terceras personas que se derive de la utilización de lo suministrado, por cuanto pudiera existir alguna responsabilidad del traductor en virtud de este artículo.

Artículo 11 – Fuerza mayor

    1. En estas condiciones generales, se entenderá por fuerza mayor, además del sentido que le dan la ley y la jurisprudencia, todas las causas externas, previstas o no previstas, sobre las cuales el traductor no puede ejercer ninguna influencia, pero que impiden al traductor que cumpla sus obligaciones. Sin ánimo de exhaustividad, se incluirán en el concepto de fuerza mayor las situaciones de: incendio, accidente, enfermedad, huelga laboral, rebelión o motín, guerra, medidas tomadas por las autoridades e impedimentos de transporte.
    2. Mientras dure la situación de fuerza mayor, se suspenderán las obligaciones del traductor. Si el periodo en el cual el traductor no puede cumplir sus obligaciones debido a fuerza mayor se prolonga durante más de dos meses, ambas partes podrán rescindir el contrato sin que en este caso exista ninguna obligación de indemnización por daños y perjuicios. Si el cliente es un consumidor, le corresponderá la facultad de rescisión referida en este apartado por cuanto se la conceda la ley.
    3. El traductor podrá facturar por separado el trabajo ya realizado, si en el momento de producirse la fuerza mayor, ya ha cumplido parcialmente sus obligaciones, o sólo puede cumplirlas parcialmente y el cliente estará obligado a pagar esta factura como si se tratará de un contrato aparte.

Artículo 12 - Derecho aplicable

    1. A las relaciones jurídicas entre el cliente y el traductor se les aplicará el derecho holandés.
    2. Todos los conflictos que puedan surgir sobre estas condiciones generales se someterán al juez holandés competente.

Artículo 13 – Depósito e inscripción

    13.1 Estas condiciones generales modificadas han sido depositadas en la Cámara de Comercio de Amsterdam en mayo de 2001, bajo el número de depósito 405 16076.

    13.2 La Asociación Holandesa de Intérpretes y Traductores (NGTV) esta inscrita en el registro de asociaciones de la Cámara de Comercio en Amsterdam bajo el número 405 16076.

+ info: www.vzv.info

A tradución ao galego no 2009

O temor dos editores tiña fundamento. Logo de varios meses de demora sobre a data prevista inicialmente, a Consellaría de Cultura vén de confirmar que este ano non haberá axudas á tradución de libros. Nin se recortan, como aconteceu coas dos grandes proxectos editoriais, que baixaron un 25%, nin se modifican, como está a acontecer con outras políticas herdadas do goberno bipartito. Por primeira vez nos últimos cinco anos, non se convocarán.
Se Galaxia quere publicar en galego o novo de Haruki Murakami ou Orhan Pamuk, como viña facendo nos últimos anos con estes e outros autores, caso de Paul Auster, terá que facelo sen a axuda da Xunta. E o mesmo halle acontecer a Xerais, sexa nas versións de autores estranxeiros –Daniel Pennac, John Updike, François Bégaudeau, entre outros–, sexa na importación de autores cataláns como Sergi Pàmies ou Quim Monzó. E así con todas as editoriais galegas, dende Faktoría K a Rinoceronte Editora, entre outras, que nos últimos anos viñan traballando neste campo.
O departamento de Roberto Varela está convencido da utilidade destas axudas, que entre outras cousas responden ao espírito da Lei do Libro e a Lectura que se aprobou na pasada lexislatura, e así llo fixo saber aos editores. Outra cousa é que teña capacidade para conservalas agora mesmo. “A partida reservada para estas subvencións”, explican dende a consellería, “é demasiado pequena, polo que é necesario esperar ao ano que vén”. O compromiso, preparar unha nova convocatoria para 2010 a final deste ano. A dotación, un interrogante.


© L. Miguel Bugallo

Esta liña de subvencións, que o equipo de Ánxela Bugallo herdara do último executivo comandado por Manuel Fraga, triplicou a súa contía durante a pasada lexislatura. En 2008 chegou ao seu nivel máximo, con 295.387 euros repartidos entre 120 proxectos de tradución, cen obras estranxeiras (ao galego) e vinte escritas orixinalmente en galego (a outras linguas).
En realidade, a suspensión temporal destas axudas era previsíbel. Debían convocarse a través do Diario Oficial de Galicia (DOG) no mes de maio, como se fixera o ano pasado, ao mesmo tempo que as destinadas a promover eses grandes proxectos editoriais de indubidábel interese cultural que teñen, porén, certas dificultades para rendibilizarse no mercado. Lanzadas estas últimas o pasado 25 de maio, iso si, cun recorte dun 25% sobre 2008 –219.982 euros, 75.400 menos–, a aparición das outras no DOG debía ser cuestión de días. Non sendo así, e toda vez que os editores non foran convocados para compartir con eles a redacción das bases correspondentes para o concurso, a demora só podía ser un indicio do que agora vén de confirmar Cultura. A decisión, segundo a Xunta, enmárcase nas políticas de austeridade ditadas por Núñez Feijóo.
MARTÍNEZ, Iago. "Cultura prescinde das axudas para a tradución de libros". Xornal.com, 17/08/2009.

A tradución ao galego no 2008

A verdadeira lingua de Europa é a tradución”. Esta afirmación de Umberto Eco deixa constancia do relevo que están a adquirir a importación e exportación de textos dentro da configuración do campo literario europeo. A apertura e o intercambio con outros culturas comezan a prevalecer no imaxinario do continente como procesos enriquecedores para a lingua e a cultura propias e, ademais, contribúen a fomentar o sentimento de respecto polos produtos culturais de países “pequenos”, non sempre considerados en pé de igualdade cos procedentes das grandes potencias. Tamén en Galiza a tradución está vivir un período de gran crecemento que se materializa non só na proliferación de textos traducidos nunha medida até o de agora descoñecida, senón tamén nun aumento dos profesionais da tradución, de coleccións –a Biblioteca Compostela de Narrativa Europea de Galaxia– e mesmo de editoriais especializadas en literaturas doutras latitudes –como Rinoceronte ou Urco.

Para comprender a complexidade da relevancia dun fenómeno tan aparentemente sinxelo como a tradución, ninguén máis indicado que Antón Figueroa, un dos estudosos da literatura comparada con máis prestixio do noso país. Algunhas das súas obras –como Diglosia e texto ou Lecturas alleas– supuxeron un auténtico descubrimento da potencialidade dos estudos de literatura comparada para a comprensión do funcionamento de sistemas literarios coma o galego. Como explicar –e explicarnos– a importancia que están a adquirir as traducións na modernización da creación literaria?

“As traducións teñen incidencia no sistema literario a través de dúas liñas” –declara. “En primeiro lugar, estarían as traducións feitas con criterios artísticos, que afectan ao que poderiamos chamar o campo de produción restrinxido, é dicir, ao conxunto de poetas, narradores, críticos e intelectuais en xeral que están máis intimamente ligados á creación. As traducións, supoñen para eles o achádego de novas tendencias artísticas e de usos novidosos da lingua fronte aos que teñen que reaccionar. Dá igual que as asuman, que as rexeiten ou que as ignoren: en calquera caso, a literatura propia resulta afectada polo paso dese novo fenómeno e abrolla renovada como consecuencia das diferentes respostas que os creadores lle dean ao seu descubrimento.”

Figueroa chama a atención sobre o feito de que o texto procedente dun sistema literario distinto ao noso lese –en maior ou menor medida– fóra de contexto. Cando lemos a última novela de Orhan Pamuk, por exemplo, perdemos referencias á actualidade, á tradición literaria na que o texto está inscrito e mesmo a certos usos da lingua que poden ter implicacións estéticas e que colocan a obra nun lugar ou noutro dentro desa tradición. “Isto, que en certo modo supón unha perda, ten tamén un aspecto moi positivo que e é que se chega á literatura dunha maneira máis pura, menos condicionada por elementos externos á creación propiamente literaria. Creadores e público, ao enfrontarse deste xeito a outras formas de entender o literario, aumentan o seu caudal estético e coadxuvan a concibir novos vieiros para a literatura propia, novos usos creativos da lingua”.

“En segundo lugar, están as traducións feitas con criterios máis comerciais, dirixidas ao gran público. Nos sistemas literarios pertencentes a países con linguas minorizadas, estes traballos adoitan ser valorados positivamente polo feito de que poñen en circulación o idioma, permiten ampliar as súas aplicacións e incrementar os seus usuarios.” Por exemplo, fenómenos de importación cultural que teñen pouca relación coa literatura seria poden converterse en fitos na estratexia de promoción da cultura. Figueroa cita casos como o da serie de debuxos animados Shin-chan, que tivo un enorme impacto no público infantil. “En circunstanciais normais, estes produtos comerciais adoitan xulgarse negativamente dende os ámbitos da creación cultural. Mais, en sociedades con linguas minorizadas, os seus efectos poden ser moi proveitosos para a normalización lingüística e, daquela, obteñen un valor engadido na apreciación das minorías cultas. O mesmo sucede coas obras consideradas ‘comerciais’: narracións adscritas a xéneros importados como o policial ou á novela histórica obteñen a indulxencia da elite cultural polo labor que exercen na captación de novos públicos para textos escritos na lingua propia.” O recente caso das novelas de Domingo Villar poderían constituír un bo exemplo.

“En todo caso”, apunta Figueroa, “esta división é puramente teórica e, na práctica, unha tradución feita con criterios comerciais pode influír na creación literaria. E, aínda que é menos frecuente, outra elaborada con criterios artísticos pode ter efectos positivos no alargamento dos usos lingüísticos.”

Batalla de Rande, 1702

Criterios políticos e estéticos
A mestura de criterios políticos e estéticos á hora de asignarlle valores ás obras literarias non é privativa dos sistemas débiles. “En todas as sociedades existe unha certa interdependencia entre o ámbito político e o artístico; cando falamos de unha novela francesa xa estamos a facer unha definición de carácter político na que entran en xogo distintas variábeis que van dende o apoio económico dun goberno á súa produción literaria até a creación dun arquetipo que –no imaxinario colectivo dunha sociedade determinada– responde á necesidade de verse reflectida nos produtos artísticos que orixina. O que varía é o grao de autonomía do campo literario a respecto das circunstancias. Nunha sociedade como a galega, esa soberanía do literario está moi supeditada a condicionantes políticos e económicos: a situación de minorización da lingua, a existencia dun mercado alleo invasivo… No interior deste panorama, as traducións poden ser un elemento que colabore activamente no proceso de autonomización da creación literaria.”

O papel dos críticos reflicte a natureza da recepción que obteñen as novidades vindas de fóra. En moitos casos, relégase a análise literaria en favor dunha acollida política que subliñe a importancia de acceder aos textos alleos na lingua propia. Son numerosas as críticas xornalísticas que fan fincapé nesta circunstancia e que, poñéndoa en primeiro plano, desculpan feblezas estéticas para non interferir na acollida que poida ter a obra en cuestión. “Efectivamente, trátase de crítica política e non de crítica literaria. Eu non digo que unha ou outra estean ben ou mal, pero o crítico debe decidir se fai crítica literaria ou crítica política. Non se poden facer ambas a un tempo, aínda que a crítica literaria tamén ten consecuencias políticas que poden ser beneficiosas para o sistema”.

A tradución non é un requirimento imprescindíbel para a importación de correntes literarias que fecunden a literatura galega. Figueroa recorda o sucedido coa Nova narrativa, cando Ferrín, Mourullo, Gonsar e outros tomaron o modelo do nouveau roman francés e doutras tendencias literarias foráneas “e que se converteu nun fito fundamental no camiño da literatura galega cara á súa independencia da acción político. Coa nova narrativa deuse un paso fundamental para que a literatura galega deixase de ser exclusivamente unha literatura de compromiso –coa lingua, coas circunstancias políticas do país…– e se transformase nun ámbito artístico que producía obras que estaban na mesma liña que o resto da produción mundial, situándose mesmo por diante da literatura española na converxencia coas vangardas internacionais”.

É certo que naquel momento non existían traducións ao galego das obras que se tomaban como patrón pero, na actualidade “a existencia dun corpus de traducións e dun intercambio continuado coas literaturas do resto do mundo é un requisito obrigatorio para estar presente no espazo literario internacional, para que se recoñezan as particularidades da nosa cultura e incluso para que a propia sociedade galega teña máis confianza nas súas potencialidades”. A tradución democratiza o acceso ás novidades e supón o principal medio de acceso a formas orixinais de entender a interacción entre a sociedade e o literario “o que significa, en definitiva, que ten un papel privilexiado no proceso de estabelecemento do prestixio dunha literatura no conxunto da literatura internacional, niso que se deu en chamar a República Mundial das Letras”.

MATO, Mar. "A tradución revoluciona o galego". Faro de Vigo, 6/04/2008.


Amor de Artur rescatado

A presada de relatos que Xosé Luís Méndez Ferrín (Ourense, 1938) puxo en Amor de Artur terá unha segunda oportunidade no mercado editorial español. O selo madrileño Impedimenta recuperará antes de final de ano a versión castelá da obra publicada orixinalmente en galego na editorial Xerais (1982). Esta versión, asinada polo poeta Xavier Rodríguez Baixeras e a profesora Moncha Fuentes, xa vira a luz en 1990 no catálogo de Debate.

Méndez Ferrín, autor “totémico” e “maldito”, que funciona “como referencia de todas as novas xeracións de narradores galegos”, como argumenta a editora na súa folla promocional, terá máis sorte con Amor de Artur da que tivera con Contra maquieiro (Xerais, 2005). A tradución ao castelán do seu retorno á poesía, que deixara con Estirpe en 1994, foi rexeitada por Hiperión e a acabou sendo publicada, coma as obras de tantos outros escritores galegos anteriores a Ferrín, na illa de Cuba. A edición, a cargo do selo Arte y Literatura, presentouse coincidindo coa celebración da Feira Internacional do Libro da Habana de 2008, na que Galicia era o país convidado.

Os cinco relatos de Amor de Artur compoñen un dos títulos máis celebrados do primeiro e último Premio Nacional de Literatura galego –destácao Impedimenta–, e verán a luz antes de final de ano cun prólogo do editor lugués Constantino Bértolo, director dun dos selos máis incómodos de Random House Mondadori, Caballo de Troya. Están, a canda outros títulos, entre as novidades que a editora madrileña prepara para a volta do verán.

DE MIRCEA ELIADE A EUDORA WELTY

La hija del optimista, unha tradución da norteamericana Eudora Welty que asina José C. Vales, serviralle a Impedimenta para celebrar o centenario do nacemento da autora. Con todo, no último cuadrimestre de 2009, a autora de Las manzanas de oro terá que compartir protagonismo con Ferrín e outros catro autores: George Perec (Un hombre que duerme), Mircea Eliade (Novela del adolescente miope), Boris Savinkov (El caballo amarillo) e Stanislaw Lem (Valor imaginario) completan a rentrée da editorial madrileña.

"Impedimenta recupera a tradución castelà do 'Amor de Artur' de Ferrín". Xornal.com. 13/08/2009


Ética y traducción: la vida en la frontera


Artículo de Alberto Ballestero
(fundador y moderador de la lista TRADUCCIÓN)
"La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No."

Octavio Paz


A pesar de ser la traducción un oficio milenario, a caballo entre el arte y la ciencia, entre las lenguas y las culturas, pocas son las reflexiones que se han hecho desde el punto de vista ético en torno a ella. En el ámbito hispánico encontramos algunos artículos de Valentín García Yebra sobre los derechos y obligaciones del traductor, un par de clarificadores artículos de la mexicana Gertrudis Payàs y un libro en francés de Anthony Pym, ahora profesor de la Universitat Rovira i Virgili en Tarragona (España), pero poco más.
No es de extrañar que esto haya sido así hasta ahora, sobre todo en España, ya que hemos cumplido recientemente la primera década de implantación de la licenciatura de traducción e interpretación, y diez años no es nada en la vida de un título universitario. El 30 de agosto de 1991 se aprobaron las directrices y desde entonces han sido muchas las universidades que han puesto en marcha la titulación, pero muy pocas las que han recogido algún aspecto relacionado con la ética y la traducción.
Las razones de este fenómeno no son ajenas al resto de los planes de estudio, si exceptuamos casos como el de la diplomatura de enfermería, que recoge una asignatura específica en todas las universidades denominada Legislación y ética profesional o similar. En el caso de la traducción, como en tantas otras carreras, se ha dejado de lado este asunto, quizá confiando en que cada traductor aplicaría sus propios principios de ética profesional o de moral individual sin darle más importancia.
En el caso de los traductores, no es tan importante la legislación ética que suelen llevar a cabo los colegios profesionales en otros campos como el establecimiento de unos principios comunes a todo traductor profesional, que sirvan al mismo tiempo para todos los traductores del mundo y para cada uno en particular. Esto nos conduce inexorablemente a buscar principios generales y a formular preguntas de difícil respuesta. Por ejemplo: ¿tiene el traductor algún compromiso cuando traduce? o ¿tiene que responder sólo ante el cliente?
Desde el punto de vista de una ética profesional, la respuesta es fácil, y así lo entiende también Gertrudis Payàs: "Hacer un trabajo decoroso, cobrar lo justo, atenerse a lo pactado, no poner zancadillas a los colegas, etc. Podemos llamar a esto ‘portarse bien’, cosa que tiene la utilitaria finalidad de permitirnos seguir en el mercado". Es lo que llamaríamos una ética de conveniencia o de supervivencia.
Otra pregunta más filosófica nos situaría en algo tan simple como esto: ¿Qué es el traductor? Anthony Pym lo deja claro: "Le traducteur n’est pas négociateur". Otros entienden que un traductor es un intermediario, una especie de hombre invisible, un mago que vive entre el autor del original y el lector de la traducción pero al que nadie ha visto nunca. Alguien que vive encerrado en su casa, que nunca sale de ella y de quien sus vecinos no saben a qué se dedica. En definitiva, una persona que vive en la frontera de las lenguas.
¿Quiere esto decir que el traductor es un ser sin compromisos, un simple agente de aduanas lingüísticas? ¿Será esa ausencia de compromiso la que hace de la traducción una labor completamente falta de reconocimiento público? ¿A qué se compromete un traductor consigo mismo? Éstas y otras preguntas son las que dan sentido al estudio de la ética en la traducción, porque sitúan el punto de partida en la conciencia del traductor y, una vez situados ahí, podemos preguntarnos cosas como: ¿puede ejercer la objeción de conciencia el traductor? o ¿tiene el traductor alguna responsabilidad?

Voltaire traduciendo la obra de Isaac Newton, Elementos de la filosofía de Newton (1738)

Tanto para Anthony Pym como para Gertrudis Payàs o Valentín García Yebra, está claro que la responsabilidad es la base de la ética, y eso supone dos cosas: a) que el traductor no es un cualquiera, y b) que la labor traductora compromete al traductor aunque no quiera. Pues, si esto es así, asumamos la responsabilidad y obremos en consecuencia.
¿Por qué decimos que el traductor no es un cualquiera? Porque obviamente es un ser especial, un ser que tiene la capacidad de comunicar a los que hablan su misma lengua lo que no podrían conocer nunca por sí mismos, y es esa función mediadora la que lo compromete, puesto que tiene el poder que le da el saber lo que los demás no saben. En términos bursátiles, podríamos decir que dispone de información privilegiada, y en términos tahurísticos, que siempre tiene un as en la manga.
Pero hay más. Un traductor es un mediador cultural, una persona que vive a caballo de dos o más culturas; su vida transcurre en la frontera de las cosas, de las lenguas, de las historias, de los hechos… Es responsable, entre otras cosas, de favorecer o de defender su lengua materna en los procesos de globalización. Es también un investigador nato: cada dificultad en una traducción es una ocasión perfecta para poner en marcha todos los recursos y habilidades personales y colectivos que dan sentido al trabajo que realizan los traductores.
Es evidente que el traductor, cuando decide serlo, asume consciente o inconscientemente una responsabilidad, pero ¿ante quién? En principio, ante sí mismo, ante su conciencia y su tranquilidad de saberse un profesional que hace su trabajo lo mejor posible, pero también ante los textos que traduce, ante los clientes que confían en él una labor que para ellos es imposible pero vital, ante los compañeros de profesión que esperan de sus colegas un comportamiento honrado, profesional y basado en sólidos principios éticos.
El traductor es también un héroe en ocasiones, pues obra el milagro de la comunicación en situaciones complejas que, de no ser por él, conducirían inexorablemente hacia la incomunicación con los demás; léase también intraducibilidad, aunque no es lo mismo. Lo peor que le puede pasar al traductor es precisamente eso, ser consciente de que él, aisladamente, no puede hacer nada, y de que las lenguas, en palabras de Gertrudis Payàs, "irán donde la historia las lleve".
Esta relación de la traducción con la comunicación hace que los llamados medios de comunicación social y quienes traducen para ellos tengan una especial responsabilidad, ya que son la principal fuente de difusión de extranjerismos. Esta responsabilidad del traductor es histórica, y así lo reconocen autores como Vinay y Darbelnet, o el mismo Juan Luis Vives, a quien cita Gertrudis Payàs, en 1532. En El Arte de Hablar dice: "Muy útil fuera a las lenguas si los traductores diestros tuvieran tal osadía de conceder de cuando en cuando derecho de ciudadanía a tal o cual tropo o figura peregrina, mientras no anduviera demasiado lejos de sus usos y costumbres".
Es obvio que históricamente se le reconoce al traductor la responsabilidad (por acción u omisión) de abrir la lengua a nuevas palabras, siempre que la novedad sea necesaria y no suponga un paso más en el camino de la homogeneización lingüística, puesto que la lengua es más una corriente de agua que un estanque y la renovación del léxico no sólo es inevitable, sino que, si se hace con criterio, puede ser hasta deseable y enriquecedora.
Por eso García Yebra sintetiza la misión del traductor con estas palabras: "La regla de oro de toda traducción es, a mi juicio, decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo con la corrección y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce. Las dos primeras normas compendian y exigen la fidelidad absoluta al contenido; la tercera autoriza la libertad necesaria en cuanto al estilo. La dificultad reside en aplicar las tres al mismo tiempo".
Pero no todo son obligaciones. El traductor también tiene derechos, derivados de la responsabilidad que conlleva su tarea. Valentín García Yebra enumera algunos que son fácilmente asumibles: a) que se mencione su nombre, b) que se le pague una tarifa justa, c) que se respete su trabajo, y d) que se lo reconozca socialmente.
Si se cumplieran estos cuatro principios y los traductores trabajaran consecuentemente con ellos, posiblemente el debate ético se tornaría innecesario tanto para clientes como para traductores porque, como diría el filósofo español Fernando Savater, "no creo que la ética sirva para zanjar ningún debate, aunque su oficio sea colaborar a iniciarlos todos".


Bibliografía

García Yebra, Valentín: "Derechos morales del traductor", ABC, 19 de mayo de 1999.
García Yebra, Valentín: "Los derechos de los traductores", Meta-Español, 20 de septiembre de 1999.
García Yebra, Valentín: "Sobre los deberes del traductor", ABC, 28 de junio de 1999.
García Yebra, Valentín: Teoría y practica de la traducción, Madrid: Gredos, 1984.
Pym, Anthony: Pour une éthique du traducteur, Ottawa: Presses de l’Université d’Ottawa, 1999.
Santoyo Mediavilla, Julio-César: Teoría y crítica de la traducción: Antología, Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, 1988.
Vinay, Jean-Paul & Darbelnet, Jean: Stylistique comparée du français et de l’anglais, Paris: Didier, 1958.


Webliografía
Payàs, Gertrudis: Ética para traductores en: http://xcastro.com/etica.html
Payàs, Gertrudis: La responsabilidad del traductor ante la lengua: préstamos, "lavado" y liberalismo lingüístico en: http://www.xcastro.com/responsabilidad.html
Castro, Xosé: Artículos en: http://www.xcastro.com/articulos2.html
Pym, Anthony: Online papers and books en: http://www.fut.es/~apym/on-line/on-line.html


Legislación

Real Decreto 1385/1991, del 30 de agosto, por el que se establece el título universitario oficial de Licenciado en Traducción e Interpretación y las directrices generales propias de los planes de estudios conducentes a la obtención de aquel.



Fuente: Pico de oro